martes, 31 de enero de 2023

HUELLAS en las series televisivas (2)

 

COLD CASE

Creada por Meredith Stiehm



    Como todo relato audiovisual, al comienzo o en algún momento de la primera secuencia hay que establecer el universo diegético en el cual se enmarca el relato. La serie “Cold Case” está más que obligada a citar con precisión, ya que si se trata de una detective que debe investigar crímenes no resueltos en el pasado, lo primero es contar al espectador cuándo ha sido el crimen. Y así comienza cada capítulo, con imágenes del pasado, convenientemente “mostrada” como rodaje cinematográfico con calidad amateur. Como si hubiese existido en ese momento un testigo con un celular de los antiguos. Pero no es así, solo establece una diferencia temporal. Sin embargo, es la primera marca o huella que se pacta con la audiencia. La segunda, tras los créditos iniciales, es establecer una razón o una casualidad, que muestre porqué debe volverse a investigar algo que ocurrió 10, 20 o 30 años antes. Incluso hay casos tan antiguos como uno ocurrido en 1939, mientras que la emisión de la serie es de la primera década del presente siglo XXI. Ver el pasado es establecer las primeras huellas estéticas y narrativas.

    En principio, las marcas audiovisuales que los autores suelen instalar para la comprensión de los distintos capítulos e incluso en diferentes temporadas, son de distinta calidad e importancia: huellas narrativas, huellas estéticas y huellas de estilo. “Cold Case” parece valerse de todas las huellas, y al mismo tiempo instala algo que lo hace original, la “necesidad” de la existencia de la huella. Sin los antecedentes o marcas no se puede comprender el relato y además acelera la comprensión de los diferentes argumentos. Cabe aclarar que cada episodio de “Cold Case” es una historia diferente, un crimen distinto, unitarios con diferentes involucrados.


    El episodio 15 de la primera temporada es, probablemente, el único donde las escenas del pasado son más frecuentes, con mucha acción, en cada relato de los testigos. El presente es poco y se remite a simples preguntas a visitas de testigos del crimen de un concursante en una discoteca de música disco. Cada respuesta es una vuelta al pasado, como es habitual en toda la serie, ahora con mayor magnitud e importancia. Además, con la presencia evidente de los vestuarios tan particulares del año 1978 en cada personaje, imitando a la película “Fiebre del sábado a la noche”. A tal punto es la importancia de la música, que sobre el final, con música de esa época, muestra una salida a una discoteca temática de la detective que investiga con el fiscal (primera salida de un prometedor romance que acentúa la tensión sexual no resuelta)*. El universo diegético de 1978 al 2003 es claro y muy visual.

    Muy interesante es el episodio 14 ambientado en 1958, convenientemente narrado el pasado en B&N, que en su correspondencia con los años de la Guerra Fría, termina criticando el accionar de USA con acciones gubernamentales de crueldad propia del nazismo, incluyendo lobotomía y tratamiento de electroshock en niños. La estética del color se acentúa en el episodio 13 cuando narra en sepia los acontecimientos de 1939.


    Una marca o huella significativa es el final de cada capítulo, cuando un relato audiovisual similar a un videoclip muestra como se conducen las detenciones, imágenes de los afectados y los policías archivando los expedientes ahora como resueltos y no abiertos como se los viera al comienzo de cada episodio.

    La norma general es el uso del flashback explicativo con imágenes del pasado, mezclados con el presente y superponiendo sonidos del pasado al presente. El espectador identifica inmediatamente ese pasado y la actualidad con las mezclas visuales, mientras la voz narrativa está en presente en la mayoría de los episodios. Aunque en algunos hay saltos más significativos. Esta forma es aceptada por ser una marca especial de esta serie.

    Sin lugar a dudas el rasgo más destacable y original es que lo visual de los personajes con sus saltos temporales requiere de la presencia en dos tiempos diferentes de cada uno de ellos o de los principales involucrados, incluso las víctimas y los responsables de cada crimen. En el presente, fugazmente aparece la versión del pasado y del presente, casi superpuestos, visión que solo el espectador ve por su narrativa pero que sutilmente indica la imaginación de los detectives. En este rasgo fugaz se descubre la importancia del casting, donde los actores son muy parecidos. En algunos casos, cuando la distancia es corta, diez años o un poco más, son los mismos actores con el mérito del maquillaje, pero cuando hay mayor distancia son actores y actrices diferentes pero casi iguales. Este rasgo de correspondencia, similitud y sutil y fugaz presencia, es sin duda la huella más relevante de toda la serie y con gran originalidad.





Cold Case

Títulos de distribución: Caso abierto, Caso cerrado

Años: 2003 a 2010

País: USA

Temporadas: 7

Capítulos: 156

Creado por: Meredith Stiehm

Productores ejecutivos: Meredith Stiehm, Shaun Cassidy, Jerry Bruckheimer Protagonista principal: Kathryn Morris

Distribución actual: Amazon PrimeVideo

Emisión principal: CBS


* Caminos, A. (2017). Tácticas de guionistas y estrategias de narradores audiovisuales. Ed. Brujas. Córdoba. Argentina


sábado, 14 de enero de 2023

HUELLAS en las series televisivas (1)


LA DAMA DE LOS MUERTOS (Totenfrau)


    Escribir, filmar o grabar, preparar y poner en el set, editar y terminar un proyecto destinado a la televisión requiere, como premisa fundamental, una característica especial: fijar huellas narrativas imprescindibles para que cada capítulo o episodio sea comprendido como la parte de una totalidad. Cada entrega es una fracción de tiempo de la serie en su totalidad. Las huellas son marcas que el equipo de producción y preparación va a imprimir en el producto para que sea entendido como una sección narrativa. La huella, entonces, es la marca narrativa que distingue tanto el episodio como la temporada; es la marca que puede dar originalidad y mostrar diferencia con respecto al amplio panorama de obras que buscan espectadores en los canales de aire, del cable y en el streaming.

    La competencia implica que tantos productos están buscando convencer, atrapar y entregarse al espectador. Éste busca y encuentra, o no, y se queda cautivo si hay huellas audiovisuales que distingan una de otra. Al mismo tiempo, esas huellas son las marcas, los ejemplos y los estilos de narradores audiovisuales, creadores y autores. Es el fuego, es la llama de la narración.



    La serie austríaca “La dama de los muertos” (Totenfrau) entrega una mezcla de thriller, policial, drama y acción, la cual en tono realista busca informar y resolver la intriga sobre un accidente que podría ser un asesinato. Todo enmarcado en las montañas nevadas de Austria y sus carreteras. El personaje principal, la esposa del policía accidentado, se dedica a preparar cadáveres para su correspondiente velatorio; incluso el de su propio marido. En cada capítulo introduce un rasgo sobresaliente: mientras realiza la práctica de preparación de los cadáveres, dialoga con cada uno de ellos. Conversaciones breves, de pocas palabras, tendientes a marcar una comprensión sobre los temas que a ella le preocupan. Irreal, muy irreal, pero aceptable.

    No significa un cambio de género, ni siquiera un rasgo de fantasía. Es aceptable dentro de la serie y de la narrativa que lleva a cabo. No hay, en la serie, otro elemento del mismo tenor, con el mismo nivel de irrealidad. Tampoco debe comprenderse como locura del personaje ni que responden a sus propios sentimientos; o sí, porque la irrealidad requiere de una interpretación diferente. No hay diálogos de este tipo salvo que los muertos estén en la camilla a punto de ser preparados para su final. Tampoco es la primera vez que se ve algo similar en el cine y la televisión; “apariciones” de esta modalidad hay siempre y en muchas obras: lo nuevo es la constancia de la situación, la mesa de trabajo de la dama con los muertos, única situación y que se acepta en cada capítulo como modalidad, originalidad y de rasgo distintivo. Es una huella audiovisual.









La dama de los muertos

Título original: Totenfrau

Año: 2022

País: Austria

6 capítulos de 45 minutos

Creadores y guionistas: Wolfgang Mueller, Barbara Stepansky, Nicolai Rohde y Benito Mueller

Basado en la novela de Bernhard Aichner

Protagonista principal: Anna Maria Mühe

Producción: Barry Films y Mona Film

Distribución: Netflix