Por Alfredo Caminos
Decía un viejo y estudioso profesor de guión, allá por los albores de mi formación audiovisual, que una película era una mesa que tenía tres patas imprescindibles: la temática, la estética y la narrativa. Insistía, si esos pilares fundamentales se podían igualar en altura y calidad, la mesa se mantenía equilibrada.
Con el tiempo le sumé una pata más.