sábado, 19 de mayo de 2012

El amor, la muerte y la infidelidad: “The Deep Blue Sea” (Terence Davies, 2011)


Una película que debe esperar y cuando llegue a las carteleras debe evitar verla. O no. Un recorrido por la infidelidad para entender si puede conducir al suicidio, si la fidelidad es condición para el amor, si el dolor vive en el amor o en el desamor. Y siempre una ventana para mirar el mundo tras los cristales. No deja de ser una película romántica y aún así, duele. Suficiente razones para esperar el filme con ansiedad y luego pensar si el amor vale la pena.



Sexta película de un director, guionista y novelista que siempre ronda por las vivencias emocionales, por la memoria de la piel y la letanía de la vida cotidiana. Narraciones que fluyen como composiciones musicales y un estilo visual alegórico.


La obra se sitúa en los años 50 en el Reino Unido, donde la sociedad puritana no puede frenar el avance de un amor que se vuelve posible y real, como la infidelidad, como el suicidio, como el deseo por encima de todo. Los cuerpos que aman se llaman con gritos detrás de las ventanas.

Búscala, en los rincones de la red está visible. Producción inglesa con Rachel Weisz, Tom Hiddleston y Simon Russell Beale.

Trailler:

1 comentario:

PV dijo...

Imposible no comparar con ARG2001, esa angustia y el chiste de que la única salida son los aeropuertos. Y la incercia de la sociedad, que no reacciona ni puede romper con el dominio mediatico, que la empuja hacia el suicidio. Pero los pueblos no se suicidan. En Arg., siempre tan paroxista, fue necesario llegar al quiebre institucional y económico mas grave de (al menos) el SXX, y +de20 muertos en una sola tarde. La demostración por el absurdo, los ahorristas martillando las persianas de los bancos reclamando los dólares que ya ni siquiera estaban en el país. Como si el perro necesitara morir para demostrar que tirar mas y mas de la cadena conduce sólo a la asfixia. Espero que España despierte a tiempo antes de llegar a la misma crisis, aunque no puedo imaginarme que otra opción es posible. El pueblo español es ahora el dueño de la historia, y nos mostrará qué y cómo son capaces de hacer ellos. Mi único deseo es que sea con poca sangre inocente y trabajadora.