El movimiento cumple un año y demuestra estar más vivo que nunca. Y los políticos y los medios hegemónicos no se han dado cuenta; o mejor aún, se enteraron pero no quieren reconocerlo.
El 15M ha triunfado porque encontró la forma más antigua de la democracia: la asamblea.
Después de un año de trabajo barrial, en las bases, en problemas concretos y sin figuras políticas partidarias, vuelven a salir a la luz con cuatro días de concentraciones masivas y multitudinarias, en muchas ciudades de España pero especialmente en Madrid y Barcelona. Y obviamente en la emblemática Puerta del Sol de la primera.
Después de un año de trabajo barrial, en las bases, en problemas concretos y sin figuras políticas partidarias, vuelven a salir a la luz con cuatro días de concentraciones masivas y multitudinarias, en muchas ciudades de España pero especialmente en Madrid y Barcelona. Y obviamente en la emblemática Puerta del Sol de la primera.
Durante ese trabajo silencioso han logrado mucho y ahora sale a la luz. Y sin cometer ningún delito. Además, exportaron la idea a otros países y el clamor se escapa de las fronteras españolas y europeas. Vuelve a tener valor la frase que popularizaran el año pasado: “Que no, que no, que no nos representan”.
Los políticos de todos los partidos, apropiados del concepto “democracia” se pensaron que eran baluartes y paladines de la legalidad. Y en nombre de ese sistema engrosaron sus arcas particulares y la de sus amigos. Evidentemente la crisis es del sistema cuando es bastardeado por los que usan el poder: los mercados, los bancos y sus socios en el poder.
Los medios y los políticos se han solidarizado entre ellos y claman para que los “indignados” se organicen como partidos, que tengan un líder visible, que formen parte del sistema para poder integrarlos (y acusarlos). Pero el movimiento está por encima de todo, porque es asamblea y es acción.
Los invitados a los programas de televisión y los entrevistados por la prensa son los mismos de siempre y no dan créditos en sus ojos que el movimiento los supere en dignidad. Les duele y no pueden disimularlo. Prefieren burlarse.
Y nacen en sus bocas las frases despectivas de calificaciones: anarquistas, izquierdistas, antisistemas. Como si el sistema que los políticos representan fueran el confort de los ciudadanos. Todo lo contrario. La clase política expulsa a los ciudadanos y les molesta la magnitud del movimiento. Los medios insisten en que lo importante es la Bolsa y la prima de riesgo mientras hunden a grandes masas sin seguridad laboral, educativa y sanitaria.
No importa si es sólo un día, una semana, muchas o pocas horas, el 15M ha sembrado una posibilidad de cambio como lo han hecho otros movimientos de otros países en otros tiempos. La movilidad ciudadana no es solo este día en Puerta del Sol, vendrán encierros universitarios, huelgas educativas y de Sanidad, forzarán a los sindicatos a nuevas huelgas. Más allá de las manifestaciones hay millones de personas que sufren igual y no están presentes. Lo saben todos, por eso el movimiento 15M es una marca registrada que implica peligro, incluso con sus inocentes asambleas. El sistema se quiebra y no se puede tapar Sol con las manos. Lo difícil es ponerle una fecha, los cambios drásticos, a menudo, llegan un día inesperado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario