martes, 24 de abril de 2012

Saqueos de la memoria

Los periodistas deberían tener, como mínimo, si es que han decidido traicionar sus principios y su profesión, un poco de dignidad. Para evitar esa indignidad en que caen los nadie. 



Todos los días a las 22:30 y aproximadamente hasta las 0:15 puede verse en Televisión Española (en el canal de noticias 24h) el programa “La noche en 24 horas”, conducido por Xavier Fortes.
Además de ser un foro de opinión, tiene tres secciones habituales: los titulares de los medios gráficos nacionales e internacionales, las opiniones vertidas en las redes sociales y las frases relevantes del día. 


Para comentar todos los temas que se plantean desfilan en diferentes días de la semana algunos analistas políticos (por lo general de los medios escritos) y varios periodistas de esos que opinan y pontifican. Usan, para validar su intervención, su pertenencia a los principales periódicos de España. Medios que, como todos saben, tienen sus conocidas inclinaciones políticas muy próximas a los que fijan la agenda de los medios, los grandes empresarios anunciantes y el poder político. Tan visible es esa inclinación, que merecerá un artículo aparte uno de estos días. 


Hoy toca hablar de memoria y de saqueos. 


Desde los primeros minutos de la publicación en el diario argentino Clarín de una esperada expropiación de la petrolera Repsol YPF, estos periodistas presentes en el programa se manifestaron con opiniones sobre la credibilidad de la fuente de la noticia. También se han referido de manera despectiva hacia el gobierno argentino y remarcando la inseguridad jurídica, tema que también merecería dedicarle otro artículo. 

Pero lo relevante que todos estos periodistas coincidían era que la posible nacionalización (hasta ese día era solo “posible” y estaban coincidiendo con la amenaza vertida por el ministro Soria desde el bosque de Varsovia) se llevaría a cabo por la situación económica de hambre que se vivía hoy en Argentina. 

Para prueba de lo dicho, uno de los periodistas comentó acerca de un documental que había visto en la cual los niños caminaban hambrientos por las calles. Y dijo que el documental se llamaba “Memoria del saqueo”. Aquí aportaremos datos que no dijo, la obra es de Fernando “Pino” Solanas y fue realizada entre 2002 y 2003. Todos los presentes, que parecían no haberlo visto, confirmaron que sus premisas sobre la situación argentina tenían con ello una prueba contundente. 


Decía Solanas en oportunidad de su estreno y aún visible en su web: “En nombre de la globalización y el libre comercio, las recetas económicas de los organismos internacionales terminaron en el genocidio social y el vaciamiento financiero del país. La responsabilidad de los gobiernos de Menem y De la Rúa no exime al FMI, al Banco Mundial ni a sus países mandantes. Buscando beneficios extraordinarios nos impusieron planes neoracistas que suprimían derechos sociales adquiridos y condenaron a muerte por desnutrición, vejez prematura o enfermedades curables, a millones de personas.” 

Lo que no dijo el periodista, si es que de verdad lo vio, pero sería su obligación saberlo, es que el documental narra la situación de Argentina durante el gobierno de Menem y las consecuencias a las que llegó el país sudamericano por la aplicación de las políticas neoliberales hasta el gobierno de De la Rúa. Y que el saqueo se refería precisamente a los años en que los empresarios españoles (y empresas del Gobierno español) y de otras partes del mundo se instalaron en Argentina para consumar la situación a que hacemos referencia. 

Salvo que Solanas haya tenido en el 2002 la oportunidad de filmar imágenes del 2012 e incorporarlas en el documental, algo así como recuerdos del futuro; pero es poco probable.

Creo que, por los gestos que realizaba el periodista, sí sabía que estaba tergiversando el argumento del documental. Con malicia y mala intención hacia los desprevenidos telespectadores que esperan que su rol de periodista esté próximo a la verdad. Los demás callaron. Si en las redes sociales dijeron algo no salió entre los habituales mensajes que seleccionan. Y quien acompaña la mesa con un  ordenador para ver las tapas de los diarios no usó un buscador para confirmar algo tan simple, que la fecha de estreno es anterior al gobierno que criticaban. 


Si dicho periodista no había visto el documental, o sólo había observado alguna imagen suelta, no debería haber opinado ni sugerido. Es difícil pensar que lo haya visto y no lo comprendiera. Lo vio, lo comprendió y lo usó para ejemplificar con una enorme mentira. Eso se llama malicia y merecería ser descubierto y culpado de faltas al periodismo, de saquear la memoria.