A menudo me pregunto porqué no hay películas sobre
sindicalistas argentinos. Y tengo que corregirme, sí hay, varias, y creo no
equivocarme si digo que la mayoría son documentales sobre Agustín Tosco. Un gremialista
que supo interpretar la lucha de clases y llevó a cabo una docencia de
militancia y ejemplo. Y pagó con la cárcel su capacidad de rebelión.
Pero Argentina tiene muchos sindicalistas que
merecen una o varias películas, incluso de ficción, que testimonien su paso por
la Historia. A
fin de cuentas, la Historia
audiovisual debe construir un un
iverso que explique de dónde venimos y lo qué
somos.
Acto I
Una nueva convocatoria a Plaza de Mayo para el
miércoles 27 de junio, en un marco parecido a una huelga que pretende ser
general, por parte de Hugo Moyano, titular de la CGT y que cuenta con el apoyo de algunos gremios.
Me vuelve al pensamiento la falta de películas que puedan explicar a los
ciudadanos quién está detrás de cada acción. Y sin memoria histórica, muchos, especialmente
la clase media, corren el riesgo de seguir los pasos de la convocatoria guiados
por un error. El conflicto narrativo es, entonces, explicar todo lo que se
juntará en la Plaza
de Mayo el próximo miércoles.
Acto II
El sindicalismo ha tenido muchos nombres conocidos:
Triaca, Vandor, Rucci, Ubaldini, Barrionuevo, Lorenzo Miguel, Pedraza, etc.
Todos tienen un común denominador, su origen militante es el peronismo. Con
diferencias sustanciales se enriquecieron y lograron, al mismo tiempo, beneficios
para sus gremios o el conjunto de los trabajadores. Todos dignos de ser
personajes de alguna película. Han tenido también diferencias entre ellos, más
cerca o más lejos de Perón, han traicionado y han reclamado siempre una cuota
del poder. Tengo que hacer aquí la excepción de sindicalistas dignos, también,
de ser personajes de otras películas, aunque no vinculados a la tradición del
peronismo: “El perro” Santillán, Salamanca y Ongaro.
Hugo Moyano, desde el Sindicato de Camioneros
primero y luego desde la CGT ,
no se ha diferenciado del grueso de sus compañeros. Artífice de un contraste
sustancial con los “gordos” pudo construir su propio espacio y reclamar, como
corresponde a un “buen” peronista, su cuota en el poder. Fue funcional a la
construcción del Frente para la
Victoria mientras Néstor Kischner se construía a sí mismo
como alternativa. Moyano participó del cambio operado en la Argentina en los últimos
años, un cambio de estilo y una aceptación del consumo como motor de la
producción.
Hasta que reclamó su cuota de poder. Claro, una
cosa es buscar cambios para subir y otra distinta es estar arriba. Hasta que
llegó un acontecimiento fundamental, la muerte de un obrero ferroviario
afiliado al Partido Obrero en manos de un instigador del propio gremio, al cual
Moyano pretendía defender o justificar. Esto derivó en la ruptura definitiva
con Néstor Kirchner y hasta se relacionó su muerte con una discusión con Moyano
la noche anterior.
Lo que sigue de la película son escenas esperadas.
La construcción del movimiento detrás de Cristina Fernández no era funcional a
Moyano. Hasta fantaseó (la prensa opositora) con la idea de la vicepresidencia.
El camionero quiso su cuota en la lista de diputados. Aparentemente, Moyano se
pensaba como líder legítimo del peronismo en una confusión habitual: creer que
todos los argentinos son afiliados a alguno de los gremios que controla. Las
elecciones de octubre del año pasado le demostraron lo contrario. Cristina no
cambió y Moyano quiso volverse opositor, como una medida de presión para que
todo vuelva al cauce de sus oficinas. Como una elipsis, vuelve a sus comienzos
de los 60 y 70 y prefiere denunciar y acosar a sus socios en el partido antes
que negociar.
Acto III
Moyano ya siente que tiene que irse del
sindicalismo y tendría que partir sin construir un movimiento que lo pueda poner
en la Historia
como un ser pensante y estratega. La noche se le acerca, y como todo
contrincante visualizando un enemigo, carga con la única persona que le arrebata
los posibles seguidores. Tiene muchos enemigos, pero elige sólo uno que, para
mayor contraste, es mujer.
Inventa un reclamo, consigue adhesiones y logra un
paro. Una huelga con cortes de rutas para revivir las andanzas de los
terratenientes allí por el 2008: cerrar caminos y producir desabastecimiento.
En el clímax de la historia y en el fulgor del reclamo, Cristina Fernández
regresa de la cumbre Río+20 de manera imprevista y Moyano retrocede. No puede
combatir con sus habituales “fuera de la ley”. Como último lugar de combate
elige la Plaza
de Mayo, la que se llenó sin él en varias oportunidades desde la muerte de
Néstor. Quiere combatir y sentirse dueño
del poder, aunque más no sea por un día. Y luego, obviamente, el ostracismo o
reclamar su cuota de poder en caso de tener muchos seguidores.
Se preparan todos los antiK que salen desde abajo
de las piedras. Es tan heterogéneo el reclamo que debería mover a sospecha. Que
la Mesa de
Enlace vaya con Cecilia Pando no debe extrañar a nadie, que los aplaudan los
promilitares que sueñan con una nueva dictadura, tampoco. Que los de izquierda
se sumen a los seguidores de Solanas, tampoco debería extrañar. Pero cada
sector debería hacer su autocrítica si se suma en una plaza a otro sector donde
nada los podría juntar.
La izquierda marchando junto a Cecilia Pando y la
“caceroludos” que reclaman comprar dólares, ¿no se merece pensarlo dos veces? La
derecha reaccionaria marchando al lado de los camioneros ¿qué es? Que los de
Binner vayan con la Mesa
campera no extraña, pero al lado de “los moyanos” están buscando, quizás, tener
su cuota en el nuevo reparto. Por otra parte, los camioneros y sus actuales
seguidores de la burguesía no desean a los de izquierda, pero les viene bien
sumar gente a la Plaza. El
único que parece feliz es Moyano, precisamente porque logra agrupar a diferentes
sectores antiK para su rebaño, soñando quizás en un nuevo “moyanismo”.
La clase media, de izquierda y de derecha, alejada
de la razón, será utilizada una vez más por el sencillo error de no mirar la Historia y tratar de ver
el caos en lugar de la realidad. ¿Será que todos se quieren montar en una
espiral de triunfo siendo esta vez funcionales al poder que quiere construir
Moyano? Clarín usa a Moyano y Moyano cree estar usando a Clarín. La izquierda
es usada por Moyano pero cree que usa al camionero. Prendido al alfiler de
cualquier solapa marcha el PRO, la izquierda y Libres del Sur no vacilan en
marchar juntos imaginando un enemigo común.
Y así, todo fluirá en una plaza histórica y
política. Pero, a veces, es más grave la ceguera histórica que la ceguera
política, porque estos ciegos sólo se afectan ellos mismo pero aquellos afectan
al conjunto de la sociedad. Quien alienta algún reclamo, posiblemente con
justicia, debería pensar dos veces antes de alentar la concurrencia para apoyar
a Moyano. Salvo, claro está, que comulgue totalmente con las ideas del
camionero y propicie el retorno a los años de pactos contra la población.
Tampoco nos engañemos, también en Argentina hay
mucha gente que desea un golpe al estilo de Paraguay o más sangriento aún.
Simplemente porque odian la construcción política, el valor de la democracia y
la falta de respeto al adversario. Seguramente muchos tendrán poderosas y justificadas
razones para protestar el próximo miércoles. Y los alienta mirar los titulares
de los medios al día siguiente.
Los medios españoles, tan proclives a repudiar “lo
latinoamericano”, dejarán caer las bases de una revolución en las pampas
ignorando, ex profeso, la larga marcha de los mineros asturianos. Pero esa es
otra película.
1 comentario:
Un muy buen articulo que refleja la realidad de Argentina. Desde Buenos Aires un saludo de Adrian
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