Si un personaje es identificado como “secundario” en una narración cinematográfica, se podría suponer que tiene menor importancia o que carece de valor. Y algo de eso hay, sobre todo si lo comparamos con el protagonista, el antagonista, el héroe, un arquetipo, etc., según consideremos a los personajes por su función, por su importancia, por su tipología, por su valor. Si es secundario no es un personaje del cual dependa la historia, está en la historia como un complemento. A menudo se dice que es relevante e importante pero lo cierto es que no todos los son. Dependen, en cierta medida, del valor que le asigne el guionista o el director dentro de la trama o en la resolución de los acontecimientos que narra un argumento.